El fenómeno del desarrollo regional se basa en la competitividad
económica, social y ambiental del territorio, como base política
sobre la que se sustenta la inmensa pirámide nacional, pero como
pieza que debe tener idénticas oportunidades en el esquema cada
vez más horizontal y globalizante que propone el contexto económico
mundial.
Las posibilidades de éxito se basan en la generación y sostenimiento
de ventajas competitivas, lo que se logra con el esfuerzo corresponsable
entre el sector público y el privado, orientados a optimizar la
utilización del propio potencial del territorio, y sumando una
participación de recursos e impulsos externos necesaria de ser
condicionada por los intereses locales. Asimismo, es preciso tener en
cuenta que conocimiento pasó a ser la fuente de ventajas competitivas
sustentables más importante para el progreso.
La evaluación y mantenimiento de las ventajas competitivas locales
demostrarán la necesidad de llevar adelante un proceso de carácter
sistémico, continuo y corresponsable entre los distintos factores
públicos y privados, poniendo de relieve la importancia de aplicar
las técnicas de la planificación y gestión estratégica
al sistema regional; entendiéndolo como una unidad estratégica
integral de desarrollo.
Los gobernantes y las instituciones locales desempeñan un rol ineludible
e indelegable y cada vez más importante en el proceso de desarrollo
regional y local. Por un lado, y como siempre, como receptores y responsables
de la respuesta a las demandas y presiones por necesidades y expectativas
insatisfechas de cada uno de los sectores de la comunidad; y, por otro,
como impulsores, coordinadores, estimuladores yorientadores en la formación
de una nueva cultura que se comprenda y use como un sistema del que forma
parte y del que debe formar parte.
Los municipios de cada región deben ser entonces capaces de ejercer
un liderazgo estratégico que los oriente hacia un escenario competitivo.
Será la potencia que se le dé a esta decisión política
de la conducción la que garantice efectivamente este modelo, y
tal actitud, requiere un correlato en la organización del territorio,
donde la necesaria búsqueda de flexibilidad, eficiencia y eficacia,
tanto en la esfera pública como en la privada, debiera traducirse
en una integración armónica y controlada de las actividades.
La imagen a construir y consolidar es la de municipios modernos, articulados
en lo administrativo, social, espacial y productivo, con canales claros
de participación que potencien el crecimiento económico
con equidad y sustentabilidad ambiental.
La comunidad local tiene la tarea de identificar y potenciar los factores
que debe mejorar y explotar para poder desarrollarse y ser competitiva.
No obstante, a algunos es necesario promoverlos siempre ( salud de la
población, su educación, seguridad, derecho a los servicios
básicos, a la vivienda o al trabajo, o de los específicos
como la calidad de su estructura cultural, la excelencia del conocimiento
que se genera en ella, la generación y mantenimiento de una fuerte
rivalidad competitiva interna en la búsqueda de la excelencia,
o la adecuada localización y concentración geográfica
de las actividades que garanticen no sólo efectos complementarios
y solidarios de crecimiento, sino una adecuada calidad ambiental del contexto
).
El gobierno local debe proporcionar un contexto en el que cualquier sector
pueda prosperar, si afronta su responsabilidad, si se capacita, se muestra
innovador y consigue mejorar. Es decir, debe ofrecer aquello que hace
más atractiva la ciudad para vivir e invertir (infraestructura
de soporte de la actividad regional, equipamiento social y vivienda);
la formación y acumulación de conocimientos tradicionales
e innovadores que valoricen los recursos humanos locales; una administración
pública eficiente, un adecuado sistema financiero para los emprendimientos
privados, pero también públicos y una gestión eficaz
para el mejoramiento de la calidad ambiental.
Este escenario prospectivo deseado debe ser el producto de haber identificado
los factores favorables y adversos (oportunidades y riesgos), las fortalezas
y debilidades, y, fundamentalmente, las prioridades en un necesario y
permanente diagnóstico, que además debería contener
el posicionamiento y la "especialización" querible y
factible del municipio y su región; la estructuración regional
que le garantice poder desarrollarse y competir ( o competir y desarrollarse
), pero que le suministre el diseño del proceso evolutivo ideado
para la mejora de la competitividad, y de las mejoras producto de la competitividad.
Esta última debiera leerse, por lo menos, en crecimiento del empleo
y calidad del mismo (medida en términos de renta, cobertura social
y continuidad); en niveles de reinversión local y captación
de inversiones externas al medio, que reinviertan y empleen en el propio
medio; en mejoramiento de la calidad ambiental (servicios de infraestructura,
accesibilidad y comunicación, disminución de la contaminación
y aumento de la higiene urbana y suburbana, etc.); y en mejoramiento de
los indicadores sociales con que se miden las grandes responsabilidades
elementales del Estado (vivienda propia, educación, salud, seguridad,
necesidades básicas insatisfechas, etc.).
Esto sugiere un planeamiento básico consistente en que aquellos
factores que son significativos e irrenunciables para la solución
del problema global se definan a priori, dejando el resto dentro del campo
de la flexibilidad y la responsabilidad autónoma. El diseño
de la estrategia para conseguir el progreso aspirado debe fundarse en
un conocimiento preciso de la realidad local y de las aspiraciones de
la gente.
El paso inicial para construir espacios productivos es favorecer el enriquecimiento
del contexto social, creando un ambiente de confianza entre los distintos
sectores sociales. La fortaleza de las instituciones y de la democracia
no son el resultado lineal del factor económico. En buena medida,
el capital de confianza y reciprocidad invertido en las normas y redes
de la vida cívica, puede ser una contribución vital para
el progreso económico.
Desde esta perspectiva, el objeto de las intervenciones del municipio
debe orientarse a recrear un contexto institucional y social favorable
a la cooperación y, en particular, a la cooperación industrial.
El éxito de las Pymes en Europa está basado precisamente
en las aglomeraciones de una variedad de firmas que trabajan en un contexto
de complementariedad, de modo que el grupo es el sujeto colectivo que
asume un rol en el juego competitivo; es decir, actúan como cadenas
de valor.
El objetivo del gobierno municipal es crear un ambiente local favorable
al desarrollo industrial involucrando de manera directa a todos los actores
públicos y privados. La mejor manera de aprovechar las ventajas
del mercado es sosteniendo su accionar en una ciudadanía virtuosa
y volcada a lo público.
En este rol de promotor de la capacidad competitiva del sector empresario
el municipio también puede ayudar a resolver los problemas de acceso
a la información que tienen las pequeñas y medianas empresas,
problemas que se pueden identificar señalando tres o cuatro cuestiones.
En primer lugar, el acceso a la tecnología. El municipio, a través
de una oficina específica, puede canalizar buena parte de las iniciativas
ya existentes a nivel nacional o provincial diseñadas para promocionar
el conocimiento de nuevas tecnologías, nuevas formas de administración,
accesos a líneas de financiamiento, etc.
Muchas veces esa información está y no hay cómo canalizarla
para que llegue a su destinatario natural. Un objetivo estratégico
del municipio es entonces resolver la coordinación para acercar
esa información a los pequeños empresarios o los productores
rurales, actuando como una oficina de acumulación de información
y de difusión de esa información.
El segundo planteo, en el cual también los municipios tendrían
un rol destacado, es cómo movilizarse en el mercado ampliado del
Mercosur. Existe infinidad de ofertas, pedidos, acciones de todo tipo
que no repercuten a nivel de nuestros pequeños y medianos empresarios.
La información al respecto tampoco les llega. Al igual que el planteo
anterior, el municipio debe ser el canal de acceso a la información
referida al Mercosur.
Y, en tercer lugar, debería ser un ámbito de entrenamiento
de los empresarios pymes, aprovechando las iniciativas existentes y los
programas disponibles.